2006-11-03

El árbol que no sabía quién era

Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, perales y bellísimos rosales. Todo era alegría en el jardín, y todos ellos estaban muy satisfechos y felices. Excepto por un solo árbol, profundamente triste. El pobre tenía un problema: no daba frutos. “No sé quién soy”, se lamentaba. Lo que te falta es concentración, le decía el manzano, si realmente lo intentas, podrás tener deliciosas manzanas. ¿Ves qué bellas son? Y desesperado, el árbol intentaba todo lo que le sugerían. Pero como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado. Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol exclamo no te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchos árboles sobre la tierra. Es tu enfoque lo que te hace sufrir “No dedique tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tu mismo. Conócete a ti mismo como eres podrás lograr esto, escucha tu voz interior”. Y dicho esto, el búho se fue. “¿Mí voz interior…se dijo a si mismo? ¿Conocerme?” se preguntaba el árbol desesperado. Y se puso a meditar esos conceptos. Finalmente, de pronto, comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón y pudo escuchar su voz interior diciéndole: “Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros y belleza al paisaje. Eso es quién eres, ¡Sé lo que eres!” Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así, pronto lleno su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces todo el jardín fue completamente feliz, cada quien alegrándose a si mismo y a los demás. AUTOR DESCONOCIDO Aprendamos a ser quienes somos…no tratemos de ser iguales a otros…..cada cual tiene su propio sello y así tiene que ser, todos tenemos valor en la medida que seamos más quienes somos….

Mi mejor recompensa

Una tarde, un pequeño se acercó a su madre que preparaba la cena en la cocina y le entregó una hoja de papel en la que había escrito algo. Después de secarse las manos y quitarse el delantal ella leyó lo que decía: Por cortar el césped $5.00 Por limpiar mí cuarto esta semana $1.00 Por ir de compras en tu lugar $0.50 Por cuidar a mi hermanito $0.25 Por sacar la basura $0.50 Por sacar buenas notas $5.00 Por limpiar y barrer el patio $2.00 Total a pagar $14.25 El pequeño aguardaba lleno de expectativas. Su madre lo miró con firmeza, tomo un lapicero y en el dorso de la misma hoja escribió: Por cargarte nueve meses en mi barriga, nada Por tantas noches de desvelo, curarte y orar por ti, nada Por los problemas y el llanto que me has causado, nada Por el miedo y las preocupaciones que me esperan, nada Por la comida, la ropa y los juguetes, nada Por limpiarte la nariz, nada Costo total de mi amor, nada Cuando el niño terminó de leer lo que había escrito su madre, temía los ojos llenos de lágrimas. La miró a los ojos y le dijo: TE QUIERO MUCHO MAMÁ. Luego tomó un lapicero y escribió con letra muy grande: TOTALMENTE PAGADO. AUTOR DESCONOCIDO Hay cosas que no tiene precio…tienen valor.

El perrito

El dueño de una tienda estaba colocando un anuncio en la puerta que decía: “Cachorritos en venta”. Esa clase de anuncios siempre atraen a los niños, y pronto apareció un niñito preguntando: ¿Cuál es el precio de los perritos? El dueño contesto: - entre $30 y $50. El niñito metió la mano en su bolsillo y sacó unas monedas: Sólo tengo $2.37.- ¿Puedo verlos? El hombre sonrió y silbó: De la trastienda salió su perra corriendo seguida por 5 perritos. Uno de los perritos estaba quedándose considerablemente atrás. El niño inmediatamente señaló al perrito rezagado que cojeaba. -Qué le pasa al perito- Preguntó. El hombre le explicó que cuando el perrito nació, el veterinario le dijo que tenía una cadera mala y que cojearía por el resto de su vida. El niñito se emociono mucho y exclamó: - ¡Ese es el perrito que yo quiero comprar! Y el hombre replicó. - No, tú no vas a comprar ese cachorro, si tú realmente lo quieres, yo te lo regalo. El niñito se disgustó, y mirando directo a los ojos del hombre le dijo: “Yo no quiero que usted me lo regale. Él vale tanto como los otros perritos y yo le pagaré el precio completo. De hecho, le voy a dar mis $2.37 ahora y 50 centavos cada mes hasta que lo haya pagado completo”. El hombre contestó. “Tú en verdad no querrás comprara ese perrito, hijo. Él nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros perritos”. El niñito se agachó y se levantó la pierna de su pantalón para mostrar su pierna izquierda, cruelmente retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miró de nuevo al hombre y le dijo: Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda. El hombre estaba ahora mordiéndose el labio, y sus ojos se llenaron de lágrimas….Sonrió y dijo: “Hijo, solo espero que cada uno de estos cachorritos tenga un dueño como tú”. Autor Desconocido. Qué gran SER….habita en ese niño….que hermoso es que alguien te aprecie por lo que eres, y te acepte y te quiera incondicionalmente… en la vida lo importante no es el envase…sino lo que va por dentro.